CUAL ES EL LIMITE PARA SUFRIR POR AMOR.
¿Qué tan dispuestos estamos a sufrir por alguien? ¿Cuál es el límite? La respuesta es personal e intransferible.
La egoísta sensación de merecer que surge por el hecho de dar, no es siempre egoísmo o utilitaria generosidad, sino auténtica dignidad.
Cuando damos lo mejor de nosotros mismos, cuando decidimos compartir nuestra vida en intimidad, cuando abrimos nuestro corazón de par en par y desnudamos nuestra alma hasta el último rincón,
cuando perdemos toda vergüenza, cuando los secretos dejan de serlo, al menos merecemos comprensión, existe merecimiento.
Por supuesto que merecemos en virtud de honesta y franca dignidad.
Que se menosprecie, ignore, olvide o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración, vileza del ser, o, en el mejor de los casos, ligereza.
Cuando amamos a alguien que, además de no correspondernos, desprecia nuestro amor, estamos en el lugar equivocado.
Definitivamente, esa persona no se hace merecedora del afecto que le prodigamos. Con una nueva conciencia la disyuntiva empieza a dejar de serlo, la cuestión empieza a hacerse clara y transparente, obvia: si no me siento bien recibido en algún lugar, empaco y me voy.
Nadie de corazón sensato se quedaría tratando de agradar o disculpándose por no ser como les gustaría a los otros que fuera. R.W. Emerson lo expresó de sublime manera: “La verdad es más hermosa que el fingimiento del amor”.
En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece quien no te ame, y menos aún, quien te lastime.
¡Haz surgir una nueva conciencia en ti! Incluso, si alguien te hiere reiteradamente sin “mala intención” – este absurdo existe - es posible que te merezca, pero en verdad no te conviene. Definir tus límites, basados en tu dignidad, es el mejor modo de conservar tu…
¡Emoción por existir!
Alejandro Ariza
EL AMOR
Una palabra tan sencilla de pronunciar,
y tan difícil de demostrar,
y de llevar a la práctica.
Una palabra que para algunos no significa nada,
pero para otros significa darlo todo sin esperar nada a cambio.
Una palabra que más que un sentimiento,
es un don que Dios nos dio a todos para poder hacer milagros y dar esperanza, claro, pocos lo han descubierto,
pocos se han dado cuenta que solo es cuestión de buscarlo en su interior, que no necesitan dinero para tenerlo.
Esa palabra que a los desolados y desahuciados les da consuelo y esperanza, ese sentimiento que es eterno y que no hay poder humano que lo destruya.
Ese sentimiento por el cual muchos han dado la vida,
ese sentimiento que deja el egoísmo y la envidia de aun lado.
Ese sentimiento que muchos anhelan y pocos tienen.
Si tú tienes ese sentimiento cuídalo, siémbralo y protegelo contra toda tempestad.
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